viernes, enero 5

para variar, te mando la máxima


Como todos los años, a esta altura más o menos, estoy desesperada: me-quiero-ir!!

Pero me estoy acostumbrando. No sé por qué, pero hace tres años se me complica. De todos modos, siempre huyo, y este año no voy a permitir que sea la excepción.
Imaginate: desde que tenés uso de razón nunca supiste lo que era pasar un enero (no te digo un verano porque es un toque exagerado) en la ciudad. De repente, uhh, quiero independizarme, tengo trabajo, no me voy nada. Por suerte cerraron por vacaciones y me ví "obligada" a irme. Ahí me salió bastante bien. El año pasado no recuerdo bien, bien la serie de hechos bochornosos que complicaron mis vacaciones, pero era seguro que me iba. Estaba relativamente tranquila. Sola, porque mi familia y mi entorno en general se las habían picado, pero en calma. Este año con seguridad me voy en febrero. En enero quisiera, no sé, vamos a ver.

El meollo de la cuestión es que me rompe soberanamente las pelotas pasar enero en Buenos Aires. Sobre todo la primera quincena. Un garrón.

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