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Never, in the puta life, te vayas a vivir en las inmediaciones de una cancha de fútbol.. por ejemplo: te desembarcan a La 12 en la puerta de tu casa, te mean el cantero del arbolito y el frente por qué no... además de que te bloquean todos los accesos y ni se te ocurra pasearte cuatro cuadras a la redonda de tu manzana porque entrás a tu casa el día del arquero (cuás). Y los piropos que te deparan los muchachos tampoco son de lo más pintorescos.
Ni hablar de que te afanan hasta los cordones de las zapatillas y si se arman los desmanes, te arrancan el timbre por ejemplo, además de dejarte sin vidrios, porque además de rompertelos, se llevan los pedacitos para vender por ahí, porque nunca falta uno que otro barrabrava botellero (y no son hinchas de Racing precisamente). También te pueden poner un puestito de choripanes en el ventanal del comedor, pero hoy por suerte se lo pusieron al vecino de acá a la vuelta. O podés abrir ese mismo ventanal para que entre un toque de aire y luz porque estás agazapado durante todo el día y encontrarte con un espectáculo desagradable como.. bueh.. ni hace falta decirlo (caso recital de La Renga).
El helicóptero sobrevolando desde las 11 de la mañana sobre mi cabeza cuando intento preparar un par de finales; bombas, bombitas y bombazas por doquier y la policía más sus móviles y caballos que corren para todos lados no sé bien por qué. Ahhh, sí.. está por terminar el partido y va ganando Estudiantes. La hinchada de Boca sale por mi cuadra, así que me voy a poner el casco.
Y capaz que me encierro en mi refugio antimisiles.